Una mañana de furia se vivió en el predio que River posee en Ezeiza, durante un superlcásico de novena división que terminó con una gresca generalizada entre los jugadores de ambos equipos, entre los que se encontraba el hijo del entrenador de San Lorenzo, Diego Cholo Simeone. La violencia comenzó cuando el árbitro del partido, Fernando Broin, sancionó un penal a favor de los Millonarios en tiempo de descuento. En ese momento, comenzaron las discusiones, los empujones y, posteriormente, los golpes y las patadas entre los juveniles de ambos clubes.
La peor parte de los incidentes se la llevaron Ricardo Cabrera y Carlos Aguirre, de Boca, quienes se retiraron del campo con sus rostros ensangrentados. Curiosa medida adoptó el árbitro Broin, quien mandó a retirar a todos los jugadores hacia los vestuarios, pero dejó en el campo al arquero de Boca y a un jugador de River para que ejecutara el penal de la polémica, que selló el 2-2, luego de que Boca fuera ganando por 2-0.
Fuente: TyC