San Martín (T) 1
River y San Martín de Tucumán se veían las caras en el Monumental, ambos equipos con distintos problemas, pero con complicaciones al fin. Uno se debate entre la permanencia en primera y la gloria que esto genera, con un plan de lucha en curso para no caer en el agujero negro llamado descenso. El otro en un debate con su historia, intentando rehacer su identidad, con aspiraciones de lograr el título que devuelva la calma, talvés librado al azar, intentando hacer su camino al andar y que todo se resuelva sobre la marcha.
El partido frente a los tucumanos trajo recuerdos que el hincha dificilmente pueda olvidar: "El primer tiempo de River fue una copia de aquel equipo que saliera último en el Apertura 2008", eran ellos, los mismos jugadores, la misma desorganización y desgano, pero con otro director técnico y esta vez, en la pelea por estar en lo alto de la tabla.Tras el exagerado 0-3 en el Centenario por la copa, donde hubo bajos rendimientos pese a estar ordenado en sus líneas, River sacó a flote un partido en el que San Martín (T) lo tenía a mal traer, ésta vez desalineado por donde se lo mire al conjunto de Gorosito, pero pese a las dudas de los hinchas, dando muestras de tanto en tanto que a estos jugadores les corre sangre por las venas.
River y Mariano Barbosa pudieron sobreponerse al gol de Anchén en el primer minuto de juego, con el arquero Millonario como cómplice. Después sólo hubo incertidumbre en el local ante un sólido y ordenado equipo tucumano. Ya en el segundo tiempo, con Rosales y Abelairas reemplazados por Gustavo Fernández y Marcelo Gallardo, River cambió notablemente.Y ese cambio de mentalidad no se generó precisamente por los pases del Muñeco como en la llegada del gol Millonario tras el cabezazo de Facundo Quiroga, sino por la sola presencia del Muñeco, algo sorprendente pero cierto.
Y River fue una y otra vez, buscaba el triunfo que se le negó en Liniers, en Uruguay entre semana y que llegaría como aire renovador de esperanzas de los hinchas Millonarios que colmaron el Monumental, y como desilusión de los hinchas tucumanos que colmaron la Centenario alta.
Y entonces, en ese acocalipsis que ronda por Núñez cada domingo para seguir los escritos de un tiempo que no para de generar nefastas estadísticas, apareció el penal cobrado por Sergio Pezzota, no el cometido a Falcao sino el que le hicieron a Buonanotte. Finalmente se le cobró un penal a River en el Monumental, y Falcao, el único con luz propia, puso en la garganta de todos los hinchas de River, el grito eterno de gol.
Fue una tarde de viejos recuerdos, de desahogo, de euforia y esperanza para seguir armando el futuro de este River 2009: "Sobre la marcha, domingo a domingo".