Un nuevo año comienza para River. Año que deberá ser distinto a este último. Ese pasado tan inmediato y tan sentido.
Es tiempo de buscar un rumbo, el que sea pero destino cierto. El mundo de River necesita saber hacia donde va el club, desde lo futbolístico hasta lo dirigencial.
Este año eleccionario, año voraz si los hay, marcará finalmente el destino del club, el comando dirigencial que gane en las urnas en diciembre determinará si el club va a consolidarse en la próxima década o si se mantendrá en la sombra en que se ha recostado en estos últimos años.
Es momento de que aquellos que manejan el destino del club se sensibilicen, al igual que los hinchas, encontrados con la historia desde el lugar en que terminó su equipo el 2008 hasta el respaldo incondicional que ofreció a pesar de no recibir nada del otro lado del alambrado. Este hincha Riverplatense, versión siglo XXI, mostró virtudes bien marcadas en contracara al de cualquier generación de hinchas del pasado siglo.
El 2009 ya llegó. Es momento de revisar el presente, de buscar las riquezas en los empolvados libros que guardan los proyectos de club. Esos que soñaban los grandes líderes del 900, y que hoy escasean.
Es un nuevo año, un nuevo aire para desviar el presente hacia el carril que ha transitado River Plate a lo largo de su rica historia.
Un River decadente debe recuperar la grandeza
Hace 19 horas