lunes, 5 de octubre de 2009

Un laberinto sin salida inmediata

La situación de River es mucho más grave de lo que parece. El objetivo del plantel es conseguir puntos para clasificarse a la Copa Libertadores del año que viene, pero la realidad indica que se necesita sumar para no sufrir problemas con otra tabla. Lo peor de todo es que este grupo de jugadores perdedores -en su mayoría- tendría que irse en diciembre y solamente se pueden traer cuatro refuerzos para el Clausura.

Gracias a los gravísimos errores dirigenciales y a la ausencia absoluta de capacidad a la hora de tomar decisiones importantes, River está en el peor momento de su historia y encima la solución parece que no sólo va a llegar a través de las urnas en diciembre. Más allá de que los encargados de conducir el destino del club han hecho una demostración excelente de lo que no hay que hacer, los futbolistas son los que entran a la cancha y lograron que el hincha genuino esté cada vez más preocupado.

En líneas generales, este plantel es un desastre. River ha perdido partidos de la manera más insólita que a cualquiera se le cruce por la cabeza. Y en las imágenes de los goles rivales y las derrotas humillantes siempre aparecen los mismos jugadores (Gustavo Cabral, Cristian Villagra, Rodrigo Archubi, Matías Abelairas y siguen las firmas). Por eso la dirigencia que asuma en diciembre tendrá que hacer una depuración masiva, debido a que algunos ya no pueden compartir más el vestuario millonario.

Sin embargo, el asunto es muy complicado. River necesitaría desprenderse de al menos 10 jugadores y sólo se permiten cuatro refuerzos para encarar el Clausura. Pero a este plantel ya no se le puede bancar más. Varios jugadores se deberían haber marchado antes de que empezara el Apertura y ahora es un dilema porque para desprenderse de ellos hay que rescindirles el contrato, venderlos por mucho menos de lo que costaron o mandarlos a la Reserva y promover juveniles que aún no están aptos para jugar en Primera.

En ese contexto, River tiene que hacer lo posible para realizar un papel digno en las doce fechas restantes. De todas formas, el futuro hasta que finalice la temporada no es nada auspicioso. El presidente que asuma a fin de año y el DT que traiga deberán elegir cuidadosamente a quiénes van a incorporar. Un refuerzo por línea no alcanza. La defensa por sí sola amerita una renovación completa. En el medio y adelante faltan variantes. La realidad asusta, parece un laberinto y nadie garantiza que haya una salida inmediata.

Fuente: LPM