Una irresponsabilidad del Sargento Cabral permitió la remontada del Ciclón: le pegó una piña a Bottinelli que derivó en un penal y una roja inútiles. ¡Ay!
Caerle a Fabbiani es más fácil, una mera consecuencia del personaje que él mismo construyó. Y no sería injustificado el reproche. El Ogro, en su última chance de encaminar una reconciliación con la gente de River, se nubló como un defensor que no sabe cómo resolver en el área contraria. Fabbiani pudo ganarlo y no lo hizo. Tan cierto como que el que empezó a perder el clásico ante San Lorenzo fue Cabral.
Y así, otra vez, el equipo de Gorosito cayó en combate. Por eso, si el Tanque actuó como zaguero, el Sargento lo hizo como un pibe que suma 20 segundos en Primera. De ningún modo podría decirse, con este River y el recuerdo del 8/5/08 en el medio, que el partido estaba controlado. Sin embargo, los de Núñez venían sintiendo menos sofocones que de costumbre. Apenas una volea del Kily los había inquietado en ese segundo tiempo. Hasta que a Cabral se le ocurrió hacer justicia por mano propia. En un forcejeo con Bottinelli, de los infinitos que existen por fin de semana, Gustavo le pegó una piña en la cara. El centro, como detalle no menor, iba derechito a las manos de Navarro. Aunque terminó en el punto del penal y con Cabral en las duchas.
Ni cara para protestar tuvo el central que ya se ganó mil insultos y contó con suficientes perdones de parte de Pipo. Porque el ex DT de River lo bancó tras la macana con Banfield y un flojísimo semestre por donde se lo mire. Ahora habrá que ver si el técnico que venga le tendrá la misma paciencia. O si será marche preso, Sargento.
Fuente: Diario Olè
Un River decadente debe recuperar la grandeza
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