
La frase es de Enzo Francescoli, quien vivió aquella transformación en carne propia. La de un River que pasó de penar (él recién llegaba desde Uruguay) a ser campeón de todo (se fue a Francia antes de la Libertadores del 86).
Y es en aquel Metropolitano del 83 cuando River terminó anteúltimo, sólo por encima de Racing de Córdoba. Pero justo en esa temporada se habían instaurado los promedios (se sumaban dos campeonatos) y eso evitó que River jugara en categorías de ascenso: los condenados fueron Racing de Avellaneda y Nueva Chicago. Pero atención que con ese sistema, River finalizó con un promedio de 31,50, sólo por encima de los descendidos y de Platense. ¿Fue a la Promoción? No, por entonces no existía.
Fuente: Diario Olé