El delantero fue vendido al Macabi Haifa sin siquiera haber debutado en Primera. Pese a que River tuvo que armar toda una maniobra para traerlo de Vélez y acumuló mucha bronca en el club de Liniers, apenas pudo disfrutar de Eial viéndolo como suplente en un Superclásico. Después, Gorosito lo desterró y La Banda desperdició así la oportunidad de probar al único pibe de las inferiores con chapa de goleador. Una decisión desconcertante, como las idas y vueltas con Toranzo, Cvitanich, Fabio Junior, Abelairas y más.
Con este River sumido en la indefinición total, resulta imposible que las notas de un medio no se contrapongan a diario, y mucho menos que el club encuentre el rumbo que le ponga fin a una desdicha que se prevé interminable. Es que así como un día desde Núñez advierten que recibirán una prórroga para negociar por Darío Cvitanich, al día siguiente, por volarte de magia, resulta que la prórroga fue cancelada. O peor, que nunca estuvieron cerca de recibirla. Como aparentemente ocurrió con el delantero brasilero Fabio Junior, quien hasta ayer iba a ser inscripto caligráficamente y hoy -según se defienden desde el Monumental- jamás estuvo en los planes inscribirlo.
Y eso mismo ocurrió con el regreso de Guillermo Pereyra, la visita de una tarde de Patricio Toranzo, la buena noticia de la posible y malograda venta de Abelairas, y tantos otros casos que marcan a fuego el desorden deportivo y dirigencial que padece River. Pero, en especial, el caso de Eial Strahman sintetiza en un todo los males que aquejan a una institución mal administrada. Es que a mediados de 2008, a través de una propuesta de quienes coordinan las divisiones inferiores de Núñez, los dirigentes millonarios hicieron una apuesta fuerte al tentar y contratar a este juvenil que a base de goles hacía ruido en Vélez: compraron el 50 por ciento del pase en medio de la bronca de la comisión directiva velezana, que estuvo a punto de derivar en la renuncia del presidente Álvaro Balestrini.
En mayo de este año, Gorosito le dio el primer empujón grande a la carrera profesional de Strahman convocándolo para el Superclásico en La Bombonera. Una decisión que implicó que varios jugadores experimentados, como Rosales, quedaran relegados en una primera instancia. Entonces, ahí dio la sensación que los goles del juvenil estaban por venir, que su debut era inminente.
Sin embargo, ese fue el inicio y el fin de Strahman en River, desde donde finalmente se fue sin siquiera haber debutado. Algo inexplicable, pero completamente acorde a una institución donde se apunta a tapar agujeros sin preveer políticas a largo plazo. Donde una apuesta llevada acabo por Inferiores es desatendida, en primer lugar, por un técnico de turno y, en segundo lugar, por una Comisión Directiva incapaz de garantizar el cumplimiento de proyecto alguno y que terminó aceptando una venta precipitada por meros 500 mil dólares.
Fuente: Riverplate.com