Astrada busca cuidar el arco y por eso prepara un equipo con dos líneas de cuatro que se muevan en bloque. El Jefe quiere encontrar solidez defensiva.
Astrada no se chupa el dedo ni tiene una idea cerrada adentro de su cabeza. A poco más de una semana de asumir, y tras el golpe del primer partido, tomó conciencia de las debilidades y necesidades de su equipo. Debilidades que se padecen sustancialmente en el bloque defensivo. Necesidades que se empiezan a observar al revisar la tabla de promedios. Por eso, el técnico construye un River con otra ideología. ¿Arriesgar? ¿Buscar? ¿Atacar y atacar? No. Los nuevos verbos refieren a esperar, marcar y contragolpear. De eso trató la práctica en la que intentó darle consistencia a una doble línea de cuatro agresiva.
"A vos te gusta el cuatro, cuatro", le podría decir un técnico que será contra suyo en diez días. En rigor, los equipos de Astrada han jugado mayormente con un enganche. El tema es que en este River se encontró con un problema de fondo: el retroceso. En el semestre mantuvo el arco invicto en uno de los diez partidos y sufrió 18 goles. Entonces, empezó por un plan cerrojo...
El Jefe organizó un ejercicio con la línea de medios bien pegada a la de fondo. Ferrari, Sánchez, Orban, Villagra, Barrado, Almeyda, Abelairas y Buonanotte fueron los intérpretes iniciales. Luego ensayó algunos cambios, como el de Domingo por Almeyda. Lo que no se modificó en los 30 minutos que duró el táctico fue el abecé conceptual: que los volantes aprieten solamente en su zona, que los laterales se abran recién cuando los extremos lleguen con pelota dominada y que todos se muevan en un bloque cuyo ancho no exceda los límites del área grande.
Con respecto al capítulo ofensivo no hubo novedades. Astrada usó a Fabbiani, Ortega, Rosales, Ríos, Bou, Díaz y Gallardo, pero como sparrings de los supuestos titulares. No es casualidad: la pelota no será el ombligo del nuevo River. Un River que se predispone, en principio, a relegar protagonismo para recuperar equilibrio y luego sí pensar en el arco rival.
Así las cosas, este equipo parece encaminado a tomar un perfil contragolpeador. El agrupamiento defensivo, justamente, le da sentido a la respuesta: salida rápida con Buonanotte o Barrado para aprovechar los espacios rivales. Huracán puede resultar un buen partenaire para poner en acción tal prueba estratégica. El Negro -que definitivamente no tiene paladar gris- no muestra complejos al plantear este desafío. Ya contó que maduró como DT y que es mejor el equilibrio al "golpe por golpe". ¿Acaso existe el estilo River? Hubo equipos que destruyeron preconceptos del gusto millonario. Héctor Veira puede dar fe. Y eso su equipo no peleaba por entrar a las Copas sino por ganarlas.
Fuente: Diario Olé
Un River decadente debe recuperar la grandeza
Hace 19 horas