Con estos jugadores no hay racha ni paternidad que aguante. Una vez más, fueron los protagonistas de arrancar otra hoja en la gloriosa historia del club. Ante un Independiente chiquitito, que no pateó al arco en el segundo tiempo y que en el primero sólo llegó tres veces (los goles), tiró por la borda 13 años de humillaciones y festejos frente a los de Avellaneda.
Pero a este River le gana cualquiera. Entre Nicolás Sánchez, Cristian Villagra y Nicolás Navarro se encargaron de hacerles las cosas más fáciles a los rivales. Además, en la delantera volvió a brillar esa falta de definición y de criterio para cerrar las jugadas, las que se repartieron Diego Buonanotte y Cristian Fabbiani, principalmente.
Todo es preocupante, aunque ya no se encuentran palabras para describirlo. Los golpes a las paredes, las puteadas, los reproches, los lamentos… Ya nada surge efecto. Ni siquiera el cambio anímico que significó el arribo de Leonardo Astrada, pobre Negro, con la que tiene que bailar.
Hubo juego en ataque, se generaron situaciones. Pero los errores garrafales e infantiles en la última línea se pagan caro: una burrada de Sánchez, quien estando solo rechazó al corner que derivó en el primer gol. Luego, Villagra se dejó ganar por Piatti y Navarro se quedó clavado en el área chica; un calco del tercero, donde el ex Argentinos tardó en salir a atorar a Silvera.
River, parece, no tiene solución. Astrada deberá trabajar mucho y cambiarles la mentalidad a estos jugadores, que se acostumbran a perder y pasar papelones. Incluso un equipo tan limitado como Independiente y con muy poco logró hacernos pasar vergüenza en nuestro estadio.
Fuente: LPM
Un River decadente debe recuperar la grandeza
Hace 19 horas