En el inicio del juicio a Adrián Rousseau, los policías le dieron una manito entre olvidos y contradicciones.
Un video con imágenes borrosas del inicio de una pelea y posterior retirada de la barra, pero que no contiene el desarrollo de la misma y por ende, las instantáneas que podrían condenarlo. Un subcomisario que estuvo años en la 51, con jurisdicción en River, que declara no conocer al jefe de Los Borrachos del Tablón porque a él "siempre le daban a custodiar la tribuna visitante". Un oficial de Infantería que afirma no saber por qué acusó al imputado en primera instancia, ya que ahora no recuerda nada. Así de insólitos fueron algunos de los momentos vividos en el inicio del juicio a Adrián Rousseau por daño, resistencia a la autoridad, lesiones leves e instigación a cometer delito. Al finalizar la jornada, la sensación que quedó es que la Justicia poco puede hacer si las fuerzas de seguridad no colaboran. Y aunque el fiscal Gustavo Gerlero encontró algunas hendijas para acusarlo por la instigación (que contempla pena de hasta seis años de prisión), salvo que tenga un as en la manga, la carga probatoria no parece tener la robustez suficiente.
El hecho que llevó a juicio al ex jefe de Los Borrachos sucedió el 26/1/06 tras el partido contra Oriente Petrolero por la Libertadores, cuando la barra se peleó con Infantería que se metió a proteger a dos hinchas a quienes les estaban pegando "porque supuestamente eran infiltrados de Boca", según el subinspector Matías López Bohigas, quién dijo que el líder de la trifulca se parecía algo a Rousseau, pero no podía certificarlo porque era de noche y estaba oscuro.
En este tono fueron la mayoría de las declaraciones de un caso que tuvo primero como imputado a Alan Schlenker y después viró hacia Rousseau cuando los oficiales declararon que se habían confundido el nombre del agresor, aunque no su apariencia, que era de pelo negro y tez trigueña. Claro que en el juicio, la mayoría empezó a flaquear. Como el oficial Fabián Fernández, que en la instrucción había declarado que Adrián manejaba al grupo y en el juicio se contradijo punto por punto hasta vaciar de contenido su acusación.
Eso sí, todos coincidían que quien parecía el jefe de los violentos tenía un arma metálica, situación de poder sobre el resto, vestía remera amarilla y sus rasgos físicos se podrían asemejar a los de Rousseau. Ahí, entonces, apareció el bendito video pero era de tan mala calidad que fue imposible apreciarle el rostro al barra de amarillo. A esa altura, Adrián ya había decidido no declarar. Para qué, si su defensa ya la habían ejercido tantos otros.
Fuente: Diario Olé
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