Almeyda asegura que el presente sería muy diferente si el equipo hubiera contado con un goleador: "Tendríamos varios puntos más", analiza. Los números de River y de los líderes le dan la razón.
Bernabé Ferreyra, Angel Labruna, Walter Gómez, Carlos Morete, Leopoldo Luque, Enzo Francescoli, Juan Gilberto Funes, Hernán Crespo, Marcelo Salas, Fernando Cavenaghi... Nunca existió un gran equipo millonario sin un goleador. Por eso, es prácticamente imposible que el equipo de Astrada pueda aspirar a mucho sin ese 9. Y Matías Almeyda, una vez más, da el diagnóstico exacto. "Con un 9 hoy tendríamos diez goles más y eso equivale a un montón de puntos. En el fútbol actual no tener goleador es algo complicado".
El Pelado tiene razón. Y alcanza con mirar la tabla para confirmarlo. Porque, salvo Vélez, todos los de arriba tienen un delantero derecho con el arco: Boghossian convirtió nueve para Newell's; Silva, 13 para Banfield; Nieto, 11 para Colón; y tanto Boselli como Gandín (a quien Gallego usa en otra posición) metieron nueve en Estudiantes e Independiente, respectivamente. En cambio, el goleador de River es Buonanotte, con seis tantos, mientras que Gallardo y el Keko Villalba hicieron tres cada uno. Ah, Fabbiani, el más 9 de todos, no gritó ni una sola vez. "River siempre tuvo esa clase de jugadores. Y no sólo uno, sino que había varios que peleaban por ese puesto y que convertían mucho. Es muy valorable el esfuerzo que han hecho los chicos que jugaron en ese lugar, pero no es su característica", dice Almeyda, repitiendo que para el año que viene el equipo necesita a ese hombre de área que asegure un buen caudal de goles y de puntos.
Hoy, la falta del 9 no sólo se siente en la estadística y los resultados. El equipo lo sufre también en el funcionamiento. "Si llego al fondo y desbordo, no le puedo tirar un centro a Buonanotte, je", resume Rosales. Y luego extiende el concepto. "Un 9 fijo puede aguantar la pelota, y les da más aire a los volantes y defensores para acomodarse. Eso es más que importante en un equipo, y nosotros no somos de esa clase de jugadores, sino más vale de picar, de generar juego".
Fuente: Diario Olé
Un River decadente debe recuperar la grandeza
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