Desde el viernes, las boleterías vieron volar las entradas que Godoy Cruz le destinó a la parcialidad millonaria. Mientras que en la calle, los escudos del club de Núñez plasmados en camisetas, buzos, gorros y camperas tiñeron la ciudad de rojo y blanco. Y ello se multiplicó ni bien el equipo pisó suelo mendocino, cuando la gente hizo caso omiso a las bajas temperaturas y a las grandes decepciones que recibió de este plantel para pasarse varias horas en la puerta del hotel con tal de conseguir una foto o un autógrafo de los jugadores.
De esa manera, entre todos, le dieron un marco excepcional a la popular visitante del Malvinas Argentinas, en donde -como siempre- volvieron a relucir los trapos, los papelitos de recepción y el típico estruendo de los bombos que sonaron sin parar durante todo el partido para que River vuelva a sentirse como en casa.
Fuente: LPM