Pasaron los utileros, los médicos y kinesiólogos, que siguen siendo los mismos, más jugadores y un fuerte y sincero abrazo con Gallardo, ladero en épocas de gloria y con quien ansía trasladar esa química al verde césped. "Estando bien puedo jugar en cualquier posición, de delantero o de enganche. Que Pipo me ponga donde quiera", invita el Burrito y se ríe cuando se lo consulta sobre su estado físico: "Estoy mal, qué querés, je. Si hace un montón que no hago nada". El jujeño no tendrá asistencia perfecta en las prácticas, quizás algunas veces descansará, otras irá a correr por Palermo. Todo para que este tercer regreso termine como él tanto desea. "Con un retiro como el de Francescoli".
Un River decadente debe recuperar la grandeza
Hace 21 horas