¿Y el resto? Algunos pueden ser comprados por sus actuales clubes (sería el mejor negocio para River) y, si no, serán nuevamente cedidos o los dejarán libres. Apartando los casos del Burrito y el Tano, al resto de los futbolistas se los puede separar en dos grupos.
Por un lado, están aquellos que ya vistieron la camiseta de River, no rindieron lo necesario como para no mudarse de Núñez y el club cedió apostando a una futura venta: Toranzo en Huracán y Sciorilli en Colón son dos casos en los que se podría concretar esa intención.
En el otro grupo se encuentran aquellos juveniles que firmaron su primer contrato y nunca debutaron en Primera o apenas jugaron unos pocos partidos, como Aveska, Diego Cardozo, Matías Díaz, Nicolás Dul y Maxi Oliva, entre otros. A ellos se los prestó para que se foguearan, apostando a un crecimiento que podía rendirle frutos tanto desde lo económico, en caso de que los comprarann (por ejemplo, Instituto quiere quedarse con Cardozo), o desde lo futbolístico, si crecían como para sí formar parte del plantel de River. Sin embargo, el panorama actual dice que la mayoría tiene pasaje para volver... e irse.
El único de los futbolistas que están a préstamo y no debe regresar en julio es Gonzalo Ludueña, verdugo de River en la Copa. El vínculo del Hachita con San Martín de Porres termina en diciembre, aunque en Perú no descartan que el club adelante los tiempos y lo compre ya.