El domingo 28 traía para los Riverplatenses recuerdos bien marcados, pues 90 años atrás nacía su máximo ídolo en todas sus expresiones; como jugador, director técnico e hincha. Fue único, Angel Amadeo Labruna.
Lentamente fueron llegando al monumental los hinchas, dispuestos para armar la fiesta en las tribunas, y si alguno de los jugadores se apiadaba de ellos, también un poco de fútbol o al menos un grito de gol como regalo.
Un River con muchas variantes ( esta véz la copa es lo que desespera) mostró una alineación distinta a la habitual, la que sólo con el paso de los minutos, comenzó a pasar desapercibida. Gerlo tuvo una participación regular para su rendimiento, pero como siempre, insuficiente para el equipo. Tuzzio comenzó a olvidar sus altos rendimientos, el peso de los años le están cayendo fuerte en este Apertura. Archubi y Galmarini al igual que Barrado, poco hicieron para volcar en el césped del Monumental, alguna intención futbolística. Por otra parte, saludable fue el encuentro del Salcedo con el gol, algo que comenzaba a ser desesperante, principalmente para él y para todo el mundo River. Buonannotte, gracias por el fútbol, que sirvió como para empezar a ser el del torneo anterior.
River, léjos de la punta y practicamente sin chances disputas 8 fechas. Difícil de digerir, extraño para estos tiempos Riverplatenses modernos?. Por estos días, la copa Sudaméricana es el único objetivo de este plantel ausente de ídolos o referentes como les gusta denominarlos a los jugadores, lo cierto es que el destino de River en el superclásico y en la Sudaméricana, marcará el futuro del club.
